.
Por Mike Poodt, de Rijk Zwaan:
.
¿Qué hace falta para que los robots triunfen en la agroalimentación?
El mes pasado, asistí al evento RoboBusiness, en La Haya (Países Bajos), que dedicó una parte de su programa al sector agroalimentario, y bien merecida, en mi opinión. Las diversas presentaciones me confirmaron el gran potencial que tienen los robots en nuestra industria, ya que, a medida que aumenta la demanda de alimentos de buena calidad y los recursos se vuelven más escasos, los robots pueden ser la clave para resolver los problemas alimentarios del mundo, puesto que pueden mejorar la eficiencia y el rendimiento y, al mismo tiempo, solucionar los problemas de mano de obra. Una vez más, me pregunté por qué la robótica ha tardado tanto en formar parte del sector agroalimentario.
.
Cuando estudiaba en Wageningen, hace unos 20 años, ya se investigaba el uso de robots cosechadores en la horticultura, pero, desde entonces, estas tecnologías todavía no se han adoptado, y esta lenta adaptación técnica no solamente ocurre en el sector agroalimentario: durante el congreso, se mostró un vídeo de un robot que llevaba a cabo tareas domésticas. El vídeo tenía ya varias décadas, y seguramente entonces esperaban que fuese una realidad en 2017, pero a día de hoy seguimos dedicando muchísimas horas a dichas tareas.
.
Desafíos y soluciones
.
Hablemos en primer lugar de los desafíos específicos que presenta la agroalimentación. ¿Qué es lo que hace que sea tan difícil implementar la robótica en esta industria? Evidentemente, influye el carácter natural de los productos:
Tenemos que lidiar con variaciones naturales en la forma de los productos, que dificultan la labor de los robots de agarre y los análisis de imágenes.
.
Existe una cantidad enorme de distintos sistemas de cultivo y combinaciones de productos, por lo que necesitamos que los robots sean versátiles y que al mismo tiempo estén especializados en realizar tareas muy delicadas.
Los cultivos deben tratarse o cosecharse exactamente en el momento adecuado, y los robots necesitan una capacidad inmensa.
.
No obstante, hemos visto que estos desafíos se pueden superar y, de hecho, ya existen algunos ejemplos muy buenos de robótica aplicada al sector agroalimentario:
Lely ha desarrollado un robot ordeñador, que presentó por primera vez a principios de los 90 y que ya cuenta con una gran aceptación.
.
Tenemos desmalezadores automáticos que detectan y eliminan las malas hierbas que crecen entre los cultivos. Estos robots pueden reducir el uso de productos químicos hasta un 95%.
Agricultura de precisión: con ayuda de los drones, el GPS, los robots y los sensores, podemos mejorar muchísimo la gestión de cultivos. Gracias a la tecnología de datos y sensores, podemos aplicar un tratamiento óptimo para cada planta individual, para que genere una mayor producción con menos insumos.
Es difícil explicar por qué estos robots en concreto han tenido éxito. En parte, puede deberse a lo urgente que era la necesidad de ser eficientes, pero a veces el factor clave puede proceder de otro ángulo. Por ejemplo, el desmalezador robótico se ha desarrollado gracias a las demandas de los agricultores ecológicos.
Enorme cantidad de datos.
.
Aparte de la manera en que han triunfado, hay otra cosa que tienen todos estos robots en común: todos producen una cantidad enorme de datos, no solo los que necesitan para su función primaria, sino también otros datos que se pueden usar para todo tipo de finalidades. Creo que lo más difícil es unificar y analizar todos esos datos para extraer de ellos información práctica.
.
Para ilustrarlo, volvamos al desmalezador robótico: Con sus sensores de imágenes, no solamente detecta las malas hierbas, sino también los cultivos. Es capaz de medir el tamaño del cultivo, su actividad de clorofila, si necesita nutrirse, y hasta detectar enfermedades y predecir cuánto producirá o cuál será el mejor momento para la cosecha.
.
Además, toda esa información no solo es valiosa para los agricultores, sino también para las cadenas de distribución y la industria del procesado, que podrán optimizar sus procesos gracias a la información sobre la cantidad de productos de determinada calidad que pueden esperar cada semana. Desde los procesos logísticos hasta las campañas de comercialización, todo puede funcionar de forma más eficiente, e incluso se pueden reducir los desperdicios y mejorar la trazabilidad.
.
Esta información puede ser muy útil desde el principio mismo de la cadena de suministro, en las empresas obtentoras como Rijk Zwaan. Tener infinidad de datos sobre el rendimiento de sus variedades es el sueño de los obtentores, porque pueden perfeccionar todavía más los rasgos y las variedades, e incluso crear variedades con rasgos que faciliten el trabajo de los robots, como la posición de las hojas, la longitud de los internodos o la longitud de los pedúnculos. Mi compañero Björn D’hoop explicó en su presentación en RoboBusiness todo este enorme potencial sinérgico entre la obtención de variedades y la robótica.
.
Otro orador en el evento fue Richard van der Linde, de Lacquey, una empresa que ha inventado un robot para la industria del procesado que puede cortar el corazón de la lechuga iceberg gracias a un análisis de imágenes, y es capaz de hacerlo de forma más eficiente que un humano, por lo que genera menos desperdicios. Pero ¿cuáles son los efectos secundarios? Se analizan todas y cada una de las lechugas y se generan datos de calidad sobre todas ellas, de los que no solo se puede beneficiar el procesador, sino que, combinados con la información meteorológica y geográfica, permitirían a toda la industria mejorar la calidad y la producción de toda una categoría de productos.