La Poda, es una práctica imprescindible para las variedades tomate injertado o franco de crecimiento indeterminado, para obtener plantas equilibradas y bien nutridas, evitando la aparición de enfermedades fungosas, tal como, el Oidio (Erysiphe spp) y la botrytis (Botrytis
Cinerea), manteniendo el cultivo aireado y libre de condensación, media de preventiva para dicho agentes patógenos fungosos.
Para ello se suprimen órganos improductivos e inútiles, enfermos o que entorpezcan el desarrollo de la planta; a su vez obtener una mayor producción con índices de calidad de los frutos deseados. Sin embargo, la poda no debe ser excesiva, para no dejar completamente descubierto el fruto y no provocar una decoloración por la presencia abundancia luminosidad del sol, llamado “Golpe de sol”, afectando negativamente la calidad del fruto, con la disminución de la cosecha.
La fenología es un parámetro de suma importancia para la poda, ya que con el desarrollo vegetativo del cultivar, las plantas deben ser acondicionadas,
en las primeras fase con la poda de formación, post al trasplante la elección de los ejes (un eje en plantas francas y 2 ejes en injertos), con esta labor podemos estimar el número de plantas para el establecimiento de los planteles, y calcular el marco de plantación más optimo para el desarrollo del cultivo. La fase siguiente es la poda de desarrollo, la cual es la remoción de brotes o yemas axilares, se realiza hasta el término del cultivo.