Manual sobre la producción de Anís.
El anís (Pimpinella anisum L.) pertenece a la familia de las Apiaceas. Es originario de Egipto; los egipcios lo cultivan desde el año 1500 a. C. Es propio de las regiones templadas y cálidas. Se cultiva en países como España, Italia, Grecia, Siria, Egipto, Turquía, India, México, Argentina.
Es de ciclo Otoño-Inverno-Primaveral, con siembras de abril, normalmente se cosecha a fines de octubre, dependiendo del año y la zona de producción; es de
ciclo más largo que el cultivo de comino, necesita para germinar y emerger mayor temperatura en los primeros 10 centímetros de profundidad en el suelo que este último.
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La planta es herbácea, anual, de raíz fusiforme; tallo erecto, cilíndrico, ramificado de color verde claro, pubescente, que puede alcanzar altura media de 60 centímetros. Presenta polimorfismo foliar. Sus flores son pequeñas, de color blanco dispuestas en umbelas compuestas.
El fruto es un grano seco indehiscente, pequeño, pubescente, constituido por dos mitades (mericarpio) de forma piriforme, conocido como aquenio; pueden ser de color castaño claro o castaño oscuro
Las labores se deben planificar con antelación, a partir de la elección del lote, combatiendo las malezas que dificultan el normal establecimiento del cultivo, recomendamos la siembra en líneas separadas ente 50 y 70 cm.
Es fundamental partir con un terreno nivelado, con pendientes que no superen los 15 cm cada 100 metros de largo de surco, estamos hablando de pendientes del uno y medio por mil. Si la topografía del lugar no lo permite, es conveniente trabajar en curvas de nivel.
La zona productora es el noroeste argentino y las principales provincias que lo realizan son Catamarca y Salta. Se produce en los valles áridos intermontanos de altura; lo cultivan pequeños y medianos productores, bajo riego, sin éste, no se
puede realizar.
En este cultivo por ahora no se practica la siembra directa, pero puede ser perfectamente realizable con los ajustes correspondientes, sobre todo teniendo
en cuenta el tamaño de semilla y grandes superficies.
Otra técnica a desarrollar es la siembra en línea sobre cobertura. Si decidimos trabajar con labranza convencional, esta debe hacerse con mínimo movimiento de suelo, respetando las curvas de nivel del lote, no solo por la tipología de nuestros suelos sino por los vientos frecuentes en algunos lugares de producción; es común la labranza convencional con la utilización de rastras de discos y bordeador, esta práctica debe dejarse de hacer; usar implementos que realizan trabajos verticales.
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Una secuencia de labores en preparación de suelo convencional podría ser la siguiente: dos pasadas de cincel, la primera en dirección de la siembra y la
segunda en ángulo de 60° con respecto a la primera; si tenemos el terreno nivelado se surca con espaciamiento de 30-50 cm o se bordea a 4-6 m según la pendiente; luego se realiza el riego de asiento; se empareja el terreno con pala niveladora y se surca nuevamente para realizar el riego de pre siembra, normalmente se busca humedecer y acumular agua hasta una profundidad de 80-100 cm, esto se logra aplicando una lámina aproximada total de 100 mm previos a la siembra; posterior al riego de pre-siembra se pasa un vibro cultivador de campo,
luego se siembra y se hace la aplicación de herbicidas pre-emergentes.